Colaboración especial

Los niños tienen la capacidad de empezar a ahorrar a partir de los tres años de edad y los papás o tutores son los maestros que los pueden guiar para cultivar este hábito que se convertirá en la base para acceder a un mejor futuro financiero.

La educación inicial es clave en los niños de cero a cuatro años de edad, sobre todo si se da en un ambiente rico en experiencias formativas, educativas y afectivas que les permitan adquirir habilidades, hábitos y valores.

Luisa Irene Tovar, Roxxana Pastor, Miguel Ángel Pérez, entre otros investigadores de la Facultad de Psicología de la UNAM exponen que las experiencias tempranas tienen efectos acumulativos y a largo plazo.

Por lo tanto, el desarrollo individual de los niños y las niñas avanza cuando tienen la oportunidad de practicar habilidades recién adquiridas; sobre todo si los adultos crean las condiciones para que puedan realizarlas de forma natural.

Asimismo, es importante tener claro que los niños imitan los comportamientos de los adultos para aprender y encajar en su entorno. Cuando no saben hacer algo se fijan en cómo lo hacen los demás.

La imitación es clave

La imitación es considerada una herramienta de aprendizaje que acompaña a los seres humanos toda la vida, sin embargo, es un comportamiento valioso durante la primera infancia.

En materia de finanzas también es posible que los niños y niñas imiten comportamientos ligados al uso y valor del dinero. Es un hecho que los padres o cuidadores pueden lograr que durante la primera infancia aprendan hábitos como el ahorro.

Para muestra basta mencionar que la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (CONDUSEF) revela que son los progenitores la principal fuente de información financiera, prueba de ello es que el 48% de los mexicanos recibió orientación de ellos.

Juan Pablo de León Murillo, consultor en Educación Financiera y autor del libro La gran aventura de Güerquito, comenta que los niños aprenden de los padres. “Si ven a su mamá o papá por las mañanas quejándose de las deudas con los bancos y, por otro lado, ven que gastan con alegría los fines de semana, eso lo aprenderán y probablemente repetirán estas acciones en su vida como adultos.

En cambio, si observan hábitos de ahorro y conversaciones sobre cómo generar honestamente dinero en casa, es un hecho que tendrán una visión diferente. El hábito del ahorro es un proceso, no va a suceder de un día para otro, pero sí es posible que los pequeños del hogar puedan iniciarlo a partir de los tres años de edad”.

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Juegos, cuentos y alcancías para aprender a ahorrar

Los padres y maestros pueden aprovechar diversos juegos financieros para que los pequeños aprendan de forma divertida y sencilla conceptos básicos que les ayuden a dar sus primeros pasos hacia el cuidado de sus finanzas personales.

A este respecto, Juan Pablo de León Murillo indica que a través de actividades sencillas los adultos pueden abordar conceptos difíciles, por ejemplo, explicar a los pequeños dónde trabajan o qué es el dinero.

«Juntos pueden jugar a reunir todas las monedas que encuentren en el coche o las que estén perdidas en casa para que las ahorren en una alcancía. Los imitarán si ven que ahorran en su propia alcancía o los llevan al cajero automático y les aclaran de dónde viene el dinero”.

El autor comparte que conoce a varios niños, jóvenes y adultos que iniciaron su hábito de ahorro a los tres años de edad. “He observado su transformación y son personas que consumen responsablemente, solo compran lo que necesitan, ahorran, invierten, hacen donativos a asociaciones civiles y aman a su familia”, señala.

Por cierto, cabe mencionar que el libro La gran aventura de Güerquito, el cual consta de 11 páginas ilustradas y es de fácil lectura, permite a los padres entender conceptos financieros básicos y compartir con sus hijos hábitos que les ayudarán a alcanzar sus metas de vida. Es como un cuento en el que los pequeños podrán dar sus primeros pasos en el hábito del ahorro.

Y aunque todavía no soy mamá, a mis sobrinos les he inculcado el hábito del ahorro y nuestra mejor aliada ha sido la alcancía.

Algunas veces las he comprado de yeso o barro, pero en otras ocasiones las hemos elaborado juntos, para lo cual hemos utilizado botellas de plástico y latas.

El objetivo es que los niños puedan entender que el dinero no sale de “máquinas mágicas” (cajeros automáticos) o de “plásticos con magia”, sino que es resultado del trabajo y el esfuerzo.

Empieza a poner en práctica estas sencillas recomendaciones y verás que poco a poco tus hijos o sobrinos podrán cumplir metas y sentarán las bases que les permitirán acceder a un mejor futuro financiero.

Colaboración: Fabiola Sánchez Almaraz

Autora del libro Educación financiera para todos (2012, editorial NOVUM) Periodista especializada en finanzas personales. @CuidaTuMoney (Twitter, Instagram y TikTok)