La inclusión financiera de las mujeres en el país, retrocedió con la pandemia, pasando de 65.2% (2018) a 61.9% (2021), datos de la ENIF 2021.

En meses anteriores había abordado cómo desafortunadamente la inclusión financiera de las mujeres en el país, en lugar de avanzar había retrocedido.

Este efecto supuse podría ser uno de muchos efectos adversos que trajo el Covid-19.

En días pasados se presentó el documento “Inclusión financiera de las mujeres: Claves para una recuperación transformadora de la economía post Covid-19 en América Latina y el Caribe”, donde se corrobora esta hipótesis. 

La publicación emitida por la Oficina Regional para las Américas y el Caribe de ONU Mujeres habla de cómo la pandemia impactó evidenciando la vulnerabilidad de las mujeres. 

De acuerdo con el Global Findex 2017 en América Latina y el Caribe, antes de la pandemia, el 51% de las mujeres no tenía cuentas bancarias, apenas el 10% disponía de crédito y el 11% contaba con algún ahorro formal.

Esto dificultó que las mujeres pudieran realizar funciones básicas como gestionar cobros y pagos, afectando, por ejemplo, la capacidad de generar ingresos para sostener a sus familias.

Muchas mujeres decidieron renunciar para centrarse en el cuidado de su familia y hogar tras el confinamiento, pero también en diversos sectores fueron las primeras en ser despedidas. 

Cifras de la Organización Internacional del Trabajo  advirtieron que en 2020 más de 13 millones de mujeres perdieron sus empleos en Latam. 

¿Qué hace falta?

En el documento presentado por ONU Mujeres América Latina y el Caribe se señala que no sólo se trata de tener instrumentos financieros adecuados para las mujeres.

Se trata de incorporar la perspectiva de género en el diseño de políticas, programas y regulaciones; esto tendrá un impacto directo en la capacidad de las mujeres de alcanzar salud financiera. 

A grandes rasgos, cita el documento, dar respuestas a las necesidades de salud financiera de las mujeres implica acciones por el lado de la oferta y de la demanda que permitirán acercar ambos extremos, profundizar la confianza y reducir las brechas de inclusión financiera. 

Por un lado, se requiere una oferta de valor orientada al acceso y alcance de salud financiera; una normativa, que permita una mayor accesibilidad, y una segmentación del mercado de mujeres para un diseño centrado en la usuaria.

Y, por el otro, la inserción de las mujeres en el mercado laboral en igualdad de condiciones; programas de apoyo a los negocios liderados por ellas; estímulos fiscales en sectores con mayor participación femenina, y el  uso de instrumentos financieros.

Frente a estos desafíos un tema clave, es la educación financiera.

Y justo, en esta publicación se aborda la relevancia de implementar acciones para este fin.

Acciones orientadas a ampliar el conocimiento de finanzas aplicado a los negocios, a adquirir herramientas de planificación del gasto y ahorro, a reducir miedos y desconfianza.

Interesante ver cómo la pandemia trastocó en este tema, pero es urgente visibilizar la necesidad de tomar acciones para mejorar la inclusión financiera de las mujeres en México y Latinoamérica.

¿Tú, como empresa, organización o institución gubernamental, qué estás haciendo al respecto?

*Columna publicada originalmente en https://www.eluniversalqueretaro.mx/content/claves-para-la-inclusion-financiera-de-las-mujeres