Hace unos días me encontré con un informe de ONU Mujeres que habla de los principios para el empoderamiento femenino en las empresas, y quise aprovechar el contexto del Día Internacional de la Mujer, para retomar ese tema.

Y es que una de las áreas clave por la que las mujeres hemos luchado por espacios e igualdad es la laboral. 

Sí, es verdad, actualmente hay una participación femenina cada vez mayor. Ésta cerró en el último trimestre del 2023 en un nivel de 46.5%, la mejor cifra trimestral de la historia. 

Lo cierto es que si bien, en los últimos años se ha impulsado la participación de la mujer en el sector empresarial, la realidad es que aún hay muchos obstáculos que se enfrentan.

¿Cuáles son las ventajas de más mujeres tomadoras de decisión en las empresas?

Esto a pesar de que los beneficios son múltiples. Por ejemplo, se ha demostrado que existe una correlación positiva entre la actividad empresarial femenina y el crecimiento del PIB. 

El Banco Mundial ha señalado que facilitar el acceso de más mujeres a la fuerza laboral mundial ayudará a duplicar la tasa de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) global en una década. 

Los países que tienen tasas más grandes de participación femenina en la fuerza laboral, como empresarias y en instituciones políticas, multiplican su economía.

Tan sólo en el país, el PIB aumentaría al 22% si se les diera el mismo acceso de educación y oportunidades de trabajo a las mujeres.

Por otro lado, un estudio elaborado por Catalyst indica que las empresas con más mujeres en la junta directiva son 16% más rentables.

Pero además, el aprovechamiento del talento femenino puede impactar también de manera positiva.

Estarían en síntonia con el mercado de consumo, el cual cada vez está más guiado por las mujeres (representan el 64% de las decisiones).

Algo que a mí me parece muy importante también, desde mi visión de consultora en comunicación y reputación, es que las empresas con una mayor presencia de mujeres tienden a desarrollar mejores esquemas de responsabilidad social corporativa y una mayor diversidad de trabajo filantrópico.

Gracias a esto, mejoran su reputación e imagen de marca, con lo que fidelizan y acceden a nuevos clientes e inversionistas, y/o retienen y captan un mayor talento profesional.

En fin, las mujeres son agentes económicos clave que generan prosperidad, empleo, innovación y son un potente motor del desarrollo. 

Promover la igualdad de género, además de ser la opción justa, es la más inteligente. Cuando el número de mujeres ocupadas aumenta, las economías crecen.

El impulso de las mujeres en las empresas es necesario, pero sobre todo, es un buen negocio que beneficia a las empresas, la economía y la sociedad en su conjunto. 

Esta columa se publicó orignalmene en El Universal Querétaro